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5 errores que cometí como fotógrafo (y que no quiero que repitas)

  • Foto del escritor: Brian Ibarburu
    Brian Ibarburu
  • 29 may
  • 3 Min. de lectura

Ibarburu Fotografia, Boda


Introducción


La experiencia se construye con aciertos, pero también con errores.Y si bien hoy llevo años fotografiando bodas y dando clases, hubo un montón de cosas que fui aprendiendo a los golpes. Por eso, en esta entrada quiero contarte algunos de los errores que cometí como fotógrafo —sobre todo cuando empezaba— y que vos podés evitar.

Spoiler: no se trata solo de cámaras o técnica.



1. Uno de los primeros errores como fotógrafo: no saber componer ni iluminar bien


Cuando recién empezamos, muchas veces nos enfocamos solo en la cámara o en tener "la mejor lente", pero descuidamos cosas clave como la composición o la luz.

Iluminar no es alumbrar, y componer bien es algo que se entrena.


Yo miro mis primeras fotos y veo errores evidentes de encuadre, de dominantes de color, de flashes mal usados... y no me da vergüenza decirlo, porque eso me llevó a seguir aprendiendo.

Hoy lo sigo puliendo —nunca se termina de aprender— pero ya tengo mucho más claro qué hacer y qué evitar.



2. Subestimar los traslados (y pagar el precio)



Por suerte nunca fui de olvidarme baterías o tarjetas (soy bastante precavido con eso), pero al principio sí me confié con los tiempos.

En Montevideo estacionar puede ser un caos, y si no llegás con margen, terminás corriendo con los trípodes al hombro y el corazón en la boca.


Ahora trato de llegar siempre con al menos 30 minutos de anticipación, y si sé que va a estar complicado, directamente llevo a alguien que maneje y estacione mientras yo bajo el equipo. Te ahorrás estrés, y todo sale más prolijo.



3. No dejar todo claro con los clientes (y terminar mal)


Una vez tuve una pareja para una boda civil + sesión en exteriores, y por no dejar todo bien detallado, terminé pasando toda la tarde manejando como Uber por Ciudad de la Costa.

Querían fotos en todos lados, el ambiente se puso incómodo y ni siquiera pudimos terminar la sesión.


Desde ese día uso contrato para todo. Y no solo eso: lo edité muchas veces con nuevas cláusulas según las cosas que me fueron pasando. Porque sí, también aprendés qué poner después de que una pareja llegue una hora tarde a la preboda sin avisar.



4. Subestimar lo físico (y no prepararse)


Las bodas no solo te exigen con la cámara. Te exigen físicamente.

Muchas horas parado, con mochilas, trípodes, flashes, arnés… el cuerpo lo siente.

Una boda en Punta del Este donde estuve desde los preparativos hasta el final de la fiesta me dejó molido. Fue hermosa, pero intensa.


Ahora trato de dormir bien antes, cuidar la espalda, y cuando puedo —confieso— me tomo una aspirina a mitad de la fiesta para aguantar como se debe 😅



5. No preguntar (por miedo a quedar mal)


Al principio me pasaba de no preguntar algo para no parecer "pesado" o “molesto”. O de no proponer una foto que se me ocurría, por miedo a sacar a los novios del momento.

Hoy, si tengo una idea, la propongo.


Porque sé que si esa foto sale bien, va a ser un recuerdo increíble para ellos. Y porque, con respeto, todo se puede plantear.

El miedo paraliza más que el error.



Cierre: aprendé de mis tropiezos, no repitas los tuyos


Si estás empezando en fotografía o querés dedicarte a bodas, ojalá algo de esto te sirva.


Yo hubiese querido tener a alguien que me contara todo esto antes de salir a cubrir mi primera boda. Por eso ahora invito a mis alumnos a asistir conmigo a eventos cuando se da la oportunidad. Porque acompañar, ver y practicar en la vida real, te acorta años de curva de aprendizaje.


Y si ya estás en esto, seguro te reís con alguna de estas historias. Lo importante es no dejar nunca de aprender.

 
 
 

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