Cómo empecé a trabajar con segundo fotógrafo de bodas (y lo que busco en un second)

Cómo empecé a trabajar con un segundo fotógrafo de bodas (y por qué lo sigo haciendo)

Cuando me preguntan por qué llevo un segundo fotógrafo de bodas, la respuesta es simple: porque suma. Pero no siempre fue así. De hecho, no me acuerdo cuál fue la primera vez que llevé uno yo, pero sí recuerdo muy bien cuando yo fui el segundo fotógrafo.

Fue en una boda elegante, en Criollas Elías Regules, trabajando para Boffano Studio. Me tocó cubrir el getting del novio junto a una chica que hacía video. Estaba muy nervioso. Era una boda de alto nivel, y yo venía haciendo eventos más chicos. Pero mandé mi portfolio cuando Mateo Boffano publicó que buscaban segundas cámaras, tuve entrevistas, y me llamaron. Estaba feliz (y nervioso, claro). Fue una de esas experiencias que te hacen crecer. A Mateo y a Mauri Gómez les agradezco mucho porque siempre fueron muy generosos conmigo. Hoy sigo trabajando con ellos cuando se da la oportunidad.

¿Qué aporta un segundo fotógrafo?

Cuando soy segundo cámara, me pasa algo curioso: siento libertad. Sé que el fotógrafo principal cubre lo esencial, así que me enfoco en otras cosas. Momentos espontáneos, detalles, ángulos distintos. También aprendo mucho viendo cómo trabaja otro colega: cómo se mueve, cómo compone, cómo maneja los tiempos.

Cuando yo llevo un segundo fotógrafo, me da una seguridad enorme. Si pasa algo donde yo no estoy, sé que esa persona puede capturarlo. También aporta variedad: el beso desde otro ángulo, la emoción de los padres, los invitados que entran a la iglesia. Y además, seamos honestos: ir solo a una boda puede ser más agotador. Con alguien al lado, todo fluye mejor.

¿Cuándo decidimos llevar uno?

Tenemos paquetes que ya incluyen segunda cámara —especialmente los más completos. Pero también lo evaluamos por el tamaño o tipo de boda. Si hay más de 150 invitados, lo recomiendo. Si hay más de 200, incluso un tercero. También si hay locaciones complejas o los novios se arreglan muy lejos uno del otro.

Además, a veces llevo alumnos como asistentes o fotógrafos invitados (siempre con autorización previa de los novios, claro). Lo aclaro en el contrato, y nunca reemplaza al fotógrafo contratado.

Cómo trabajamos en equipo

El segundo cámara suele cubrir al novio en los preparativos. Va con él, hace sus fotos, y luego llega a la ceremonia para cubrir detalles y entradas. Cuando llega la novia, ya estamos los dos. Tratamos de no “pisarnos”: uno cubre desde adelante, otro desde atrás.

En el vals, por ejemplo, yo cubro a la novia y el segundo al novio. En la fiesta, nos repartimos: uno en la pista, otro captando a los invitados o lo que pase alrededor. Lo importante es no duplicar, sino complementar.

Ah, y el segundo no edita. Usan nuestras tarjetas, y todo el trabajo lo edito yo, para mantener la coherencia.

¿Qué busco en un segundo fotógrafo?

Técnica, sí. Pero sobre todo actitud. Una buena disposición, ganas de trabajar, buena energía. La técnica se entrena, pero la actitud no. De hecho, tengo una pequeña guía que les doy a quienes van conmigo por primera vez como second, donde explico cómo nos movemos, qué esperamos, qué cuidar.

¿Y qué gana la pareja?

Ganan tranquilidad. Ganan una cobertura más amplia, más variedad, más momentos capturados. Ganan un recuerdo más completo de su boda.

Y al final, de eso se trata, ¿no?

Si estás organizando tu boda y querés asegurarte de que no se escape ni un momento, podemos charlar sobre incluir un segundo fotógrafo. No todas las bodas lo necesitan, pero cuando suma, se nota.

👉 Escribime y lo conversamos tranquilos: info@ibarburufotografia.com

Y si sos fotógrafo o fotógrafa, y te interesa sumarte como segunda cámara en alguna boda, también podés escribirme. Siempre estoy abierto a trabajar con colegas que compartan el amor por esta profesión (y que tengan buena onda, claro).